miércoles, 1 de octubre de 2014

Sentimientos para criticar sí, por favor.

Soy partidario de ser un muerto viviente, de ser más parecido a un robot que a un ser humano con sentimientos, de guardárselos para con quien los merezca y si no para con uno mismo en la intimidad, o para la poesía, da igual.
 Pero como ser humano sensible que soy, por muy muerto que me quiera creer, soy capaz de sentir lo que el ser humano quiere transmitir; algo conocido como "empatía". Sí, tengo mucha empatía, de hecho creo que he inventado el término "empático" para definir a una persona con este adjetivo que nada tiene que ver con el hígado ni nada parecido. Pero a la hora de apreciar el arte, cine o música, cualquier estilo y cualquier género, requiere de ese tipo de empatía para poder sentir lo que el autor quiere transmitir. Claro que el arte no acaba ahí, tienes que entender qué estás sintiendo para poder expresarlo (aunque no parece algo difícil lo es) no todo acaba con un "no me gusta". Es como cuando ves una película que te parece buenísimas porque las ves en el momento adecuado, aunque puede que no sea más que mero entretenimiento comercial o incluso al revés, puedes estar en un momento de tu vida "estándar" en equilibrio total con tus sentimientos y emociones y que una bellísima película no te haga sentir lo más mínimo a tu corazón de piedra.
En cualquier caso, hay que saber apreciar una película no solo por lo que ES, sino por lo que quiere transmitir y cómo te lleva hasta ahí, cómo lo consigue... porque si no lo consigue el problema, normalmente, lo tienes que tener tú. Tampoco dudo que pueda haber películas que ni a tiros te hacen sentir lo más mínimo, como si de Penélope Cruz se tratase, pero si tienes un mínimo de cultura cinematográfica seguramente ya evitarás este tipo de películas tan comerciales que solo pueden transmitir falsos sentimientos a aquellos a los que les sirven lo que tienen que sentir y pensar en bandeja. Véase cualquier autómata que vea Telecinco.

Se nota que cuando uno se deja llevar por los sentimientos salen mejores palabras que si simplemente estás diciendo algo porque lo crees así. Y pensar que todo esto viene por las críticas de Cashback, una película que vi cuando tendría más o menos 13 años y fue de las cosas más bellas que he visto en mi vida. No sé si me atrevería a afirmar que fue mi razón de ser director, pero desde luego que fue un gran impacto visual para mi, y no solo eso, sino que me caló muy hondo. No recuerdo si fue en el momento exacto, pero sé que siempre he valorado las cosas más por su originalidad que por cualquier otro aspecto. Claro que la originalidad es muy amplia, pero quien haya visto las genialidades de esa película sabrá de lo que hablo incluso si no le ha gustado. Es más, yo creo que una película puede hacerse perfectamente solo por una simple genialidad, y debería hacerse. Debería hacerse sino por suma de buenas ideas para dar un resultado mejor que la media.

Tampoco puedes basar toda una película en una gran resolución porque, para ser sinceros, sabemos que no hay de eso. La mayoría de finales de películas o son previsibles o no son originales (salvo por Magnolia que no es ni una ni otra). Que te quedes con cara de "WTF?" está bien para cierto tipo de películas como Million Dollar Baby que te meten un giro argumental para ponerle un puto final a la película, pero que aún así dejan mucho que desear. Cierto que los finales son difíciles, cierto que para las películas sensibleras tienes que estar en esos días del mes, cierto es también que la originalidad escasea, pero lo que no hay que dejar nunca de lado son las obras de arte y maravillas que hay por el mundo entre el principio y el final. Es más, como del viejo Woody Allen he aprendido, "Hay que valorar una película por su contenido, ya que principio y final no son solo lo más importantes".