lunes, 8 de agosto de 2016

Guionistas y otros literatos

Como ya sabéis, guionistas, cambia mucho la historia de un guion a la resultante de la grabación ya que son procesos creativos totalmente diferente, igual que en la edición; pensaba más en que se pudiera publicar o registrar introducciones y acompañarlas de sinopsis, carteles o diapositivas con explicaciones a partes iguales, sobre los diferentes géneros de las historias.

Escribir es sin duda el proceso más largo y creativo que hay, el que le da sentido a la película, la que la convierte en buena y el último que tiene la responsabilidad o culpa de si algo sale mal puesto que no puede transmitir tal cual cómo lo tenía en la cabeza.

Con ésto quiero decir que hacen falta mejores conexiones y ayudas para comunicar o conectarse con el mercado DE LAS IDEAS, ya no entre guionistas, pero sí para fomentar un acercamiento entre productoras y "narradores" o profesionales que quieran serlo en el mundo de la escritura audiovisual, puesto que podríamos sino directamente escribir libros o novelas cortas y presentarlas directamente (a través de un guionista que las "traduzca") o con el esfuerzo y trabajo que supone para nosotros saltar de un formato a otro. Muchas veces no remunerado, y otras tantas desprestigiado o infravalorado.

No sé si me explico con todo ésto, pero lo que quiero decir resumidamente es que no me parece bien que el guionista que trabaja sobremanera con un esfuerzo superhumano, tenga que encima, pagar para que alguien sencillamente lo lea o le de salida a un mercado que como todos sabemos es inexistente en España o carece de industria sólida o realista.

Si pudieran pagar por leer aquellos proyectos secretos que tenemos encerrados, de entre nosotros, escritores (reconocidos entre nosotros mismos y otros lectores ávidos o avispados), de seguro que valorarían más el esfuerzo y trabajo que supone tener que dedicarle horas a un trabajo que debería estar valorado muy por encima de lo que está (o 0 o en números negativos).

Ya Mark Twain y otros personajes literarios pensaban en cómo podrían sacar partido a derechos por sus trabajos sin ser una sociedad o sin depender de una editorial o una industria. Pero la industria la hacemos nosotros, así que nos tenemos que hacer de notar. Merecer reconocimiento, credibilidad e inversión tanto como ser dueños de nuestro trabajo por lo que creemos que verdaderamente vale, y dejando a aquellos que no al otro nivel que ellos mismos buscan, se valoran o dejan de hacer.

Lo mismo pasa y ha pasado con otras industrias vacías o dependientes de los trabajos originales que no sueltan prenda como es el caso de los dobladores o de los Simpson, un empleo escaso, poco, mal pagado, para pluriempleados, por el que disfrutan de millones, del que no disponen de porcentajes a pesar de poner sus voces e interpretaciones en ello (los personajes de la serie) y que al fin y al cabo no pueden .

Una industria millonaria, con una capacidad de endeudamiento grande que no tienen por qué pagar los primeros trabajadores de todo ésto, por el cual se escapa la creatividad y se pierde la originalidad y viveza del talento que da orígenes y trabajo a todo un sector relacionado.

Deberíamos ser sus dioses, tanto como lo son los profesores en Japón, y sino aquí en Los Angeles.

Rezo por que llegue el día en que se pague al guionista por leer su obra, y no al revés.